El sentido común en la dirección de las empresas

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El sentido común en la dirección de las empresas es un tema fundamental que ha generado numerosos debates y reflexiones en el ámbito empresarial. En muchas ocasiones, se ha afirmado que “el menos común de los sentidos es el sentido común”, una expresión que resalta la paradoja de cómo, a pesar de su nombre, el sentido común no siempre parece ser tan común en la toma de decisiones y en la gestión de las organizaciones. Este fenómeno se observa tanto en la vida cotidiana como en el mundo empresarial, donde a menudo se pueden encontrar estrategias, decisiones y acciones que parecen carecer de lógica, coherencia o sentido.

La gestión empresarial contemporánea se enfrenta a un entorno altamente dinámico y competitivo, donde la disrupción y la innovación son clave para la supervivencia y el crecimiento. En este contexto, seguir ciegamente el sentido común puede limitar la capacidad de una empresa para adaptarse, evolucionar y diferenciarse en el mercado. Es aquí donde surge la pregunta crucial: ¿deberían las empresas seguir las directrices del sentido común o romper con los moldes establecidos para fomentar la creatividad y la innovación?

La respuesta a esta pregunta no es sencilla, ya que depende de una serie de factores, incluidos los valores de la empresa, el estilo de liderazgo y los desafíos específicos que enfrenta. No se trata simplemente de elegir entre adherirse estrictamente al sentido común o abrazar el pensamiento disruptivo; más bien, se trata de encontrar un equilibrio entre ambos enfoques según las circunstancias particulares.

En una empresa, la coexistencia de estas dos formas de gestión puede ser posible y, de hecho, beneficiosa. Por un lado, el sentido común proporciona un marco de referencia sólido y establecido que guía la toma de decisiones en situaciones cotidianas y predecibles. Por otro lado, el fomento de la innovación y la creatividad implica a menudo desafiar las convenciones y explorar nuevas ideas, incluso cuando estas pueden parecer irracionales o contrarias al sentido común.

El verdadero desafío para la dirección de una empresa radica en saber cuándo y cómo integrar estas dos perspectivas de manera efectiva. En algunos casos, puede ser necesario adoptar un enfoque más conservador y basado en el sentido común para mitigar riesgos y garantizar la estabilidad operativa. En otros casos, es fundamental abrir espacio para el pensamiento crítico y la experimentación, incluso si esto implica desviarse de lo que se considera convencional.

Es importante destacar que ampliar horizontes, pensar de manera diferente y visionar el futuro no necesariamente entran en conflicto con el sentido común. De hecho, el sentido común a menudo sugiere la necesidad de adaptarse y evolucionar en respuesta a cambios en el entorno empresarial. Además, en ciertas situaciones, tomar decisiones aparentemente arriesgadas o poco convencionales puede estar justificado desde una perspectiva de sentido común, especialmente si se consideran los posibles beneficios a largo plazo.

Dino Segré comentó que “El sentido común es el sentido de la oportunidad”, este concepto añade una capa interesante a nuestra reflexión sobre el papel del sentido común en la gestión de las empresas. Esta afirmación sugiere que el sentido común no solo implica tomar decisiones basadas en la lógica convencional, sino que también implica reconocer y aprovechar las oportunidades que se presentan en un momento dado.

En el contexto empresarial, esta idea cobra especial relevancia, ya que el éxito muchas veces depende de la capacidad de una empresa para identificar y capitalizar oportunidades en un mercado en constante cambio. El sentido común, entonces, se convierte en una herramienta fundamental para evaluar rápidamente situaciones y tomar decisiones efectivas en función de las circunstancias presentes.

Sin embargo, es importante tener en cuenta que el sentido de la oportunidad no siempre es sinónimo de intuición o instinto; más bien, se basa en una comprensión profunda del entorno empresarial, así como en la capacidad de evaluar riesgos y oportunidades de manera pragmática. En este sentido, el sentido común y el sentido de la oportunidad van de la mano, ya que ambos implican una capacidad para percibir y actuar en función de las circunstancias cambiantes.

En Trener Consulting consideramos que la afirmación de que “El sentido común es el sentido de la oportunidad” resalta la importancia de  reconocer y capitalizar oportunidades para marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso de una empresa, así el sentido común juega un papel crucial en este proceso al proporcionar un marco de referencia para la toma de decisiones ágiles y efectivas.

En conclusión , el sentido común en la dirección de las empresas es un concepto complejo y multifacético que requiere un enfoque equilibrado y flexible. Si bien el sentido común proporciona un punto de referencia importante, también es crucial fomentar la innovación y el pensamiento creativo para impulsar el éxito a largo plazo. En última instancia, la habilidad de una empresa para navegar entre estos dos enfoques y adaptarse a las circunstancias cambiantes determinará su capacidad para prosperar en un mundo empresarial cada vez más complejo, competitivo y dinámico. En Trener Consulting podemos ayudarte  a la   a encontrar formas de gestionar y dirigir con ambas perspectivas, acude a nosotros, nos gustan los retos ¿ y a ti?

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